En la construcción de la idea coreográfica de Úumbal, que fuimos aclarando en el camino, nos dimos cuenta de que andar era igual de importante que bailar.
¿De cuántas maneras podemos estar/andar en el espacio público colectivamente?
¿Cómo habitaría nuestro cuerpo la calle?
A partir de la segunda sesión del Laboratorio, dedicamos una hora a experimentar estar y andar por las rutas de Úumbal.
Empezamos por lo más simple en apariencia : 16 personas caminando por las calles —no por las banquetas—. Anduvimos para sentir el espacio y reconocer el barrio -jamás recorrido antes por algunos integrantes del laboratorio- pero sobre todo para conocernos y tejer confianza.
Estos primeros paseos sirvieron también para que este pequeño grupo dimensionara las relaciones entre cuerpo colectivo y espacio. Desde los primeros andares, notamos que nuestro cuerpo respondía ante el espacio de forma comprimida. Por un lado, respondía a una memoria espacial respecto a la banqueta, y por el otro, a una invasión-amenaza en ese lado de la calle por donde los automóviles pasan.
Discutimos la necesidad de trabajar un ensanchamiento del cuerpo al transitar por las calles. La idea era redimensionar corporalmente nuestro derecho a estar en el espacio público.
Los ejercicios para aumentar la consciencia espacial y reubicar el cuerpo en el espacio fueron parte esencial de nuestro calentamiento (puedes consultar algunos en la sección Herramientas).
¿De cuántas maneras podemos estar/andar en el espacio público colectivamente?
Otra estrategia fue trabajar la mayor parte del tiempo en el patio de maniobras del Museo, un espacio abierto, para que el cuerpo se familiarizara desde el principio con la idea de exterior.
En los siguientes encuentros experimentamos formas de andar, estar y apropiarnos del espacio público propuestas por los tejedores: lo que hace la manos hace la tras, “parvadas”, movimiento ralentizado, etcétera.