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MÚSICA |
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Sinvergüenza, descaradamente frescos Ciclo de conciertos
Es común escuchar las críticas que dicen que “no hay escena” en la música mexicana actual. Esto es una injusticia. Si bien miramos al pasado con nostalgia, recordando décadas anteriores como momentos de verdadero esplendor, es injusto pensar que porque hoy las cosas son distintas entonces ya nada es importante y digno de nuestro legado musical.
Porque no es así. Hay escena y hay proyectos: bandas y músicos brillantes ya consolidados, y otros con un futuro tal vez incierto, pero cuyo camino está pavimentado con determinación.
Estos son jóvenes que hacen música a sabiendas de que no van a convertirse en millonarios por ello y que difícilmente serán rockstars en el viejo sentido de la palabra, pero que están determinados a que su música viva. Que la gente la escuche.
Foros para que esto ocurra, los hay. Insuficientes, tal vez, pero los hay. Espacios donde esas bandas y músicos encuentren un escenario para proyectar, demostrar, conquistar e ir ganando un público leal, aunque sea una persona a la vez.
Hay algunos, incluso, que se prestan no sólo para proyectos musicales, sino que cobijan a todos los que son como ellos pero que trabajan en otras disciplinas. Esta es la labor del Museo Universitario del Chopo, la apuesta por ser ese foro, ese escenario, ese apoyo que todo aquel que apenas cae en la categoría de “emergente” necesita con tanta urgencia.
No puedo pensar en una mejor combinación que la del Museo y la música nueva, joven, propositiva. Esa que sólo puede describirse como “descaradamente fresca”.
Leonora Milán
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