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FERNANDO PALMA

 


“…amotla otlacualacac oncan tlanahuatiz  quename ye huitz quiahuitl…mocualnezcayotl” …no relampagueó para anunciar que llovería…tu hermosura


El proyecto de Fernando Palma rescata el imaginario de los pueblos originarios del Valle de México para hacer un comentario crítico sobre la manera en que la urbe moderna se relaciona con el medio ambiente. En particular, el artista se centra en los problemas que han aparecido en la delegación Milpa Alta por el desmedido crecimiento de la mancha urbana de la Ciudad de México.

 

Para la exhibición -que consiste en su primera etapa en un estudio abierto en el que el artista creará las piezas de la muestra- Palma construirá dos grupos escultóricos electromecánicos para el Museo Universitario del Chopo y una escultura de gran formato para la delegación Milpa Alta. Esta última funcionará a un tiempo como escultura pública y estación meteorológica y enviará vía internet información a las piezas ubicadas en el Chopo. Las piezas del museo funcionarán según los datos de las variaciones ambientales recabadas por la escultura en Milpa Alta.

Durante el estudio abierto, el artista trabajará junto con alumnos y profesores de la Facultad y el Instituto de Ingeniería de la UNAM en la manufactura y programación mecánica y electrónica de las piezas. A lo largo del proyecto, se llevarán a cabo además mesas redondas interdisciplinarias que implican vinculación con diferentes instancias de la universidad, como el Posgrado en Historia del arte, la Facultad y el Instituto de Ingeniería y el Instituto de Ecología de la UNAM.

 

Con este proyecto, el artista busca llamar la atención sobre la destrucción sistemática que han sufrido las tradiciones de los pueblos originarios, los vestigios arqueológicos y el medio ambiente de la delegación Milpa Alta.


1ª Parte: Estudio abierto hasta el 1 de diciembre
2ª Parte: 7 de diciembre de 2013

hasta 2 de marzo

 

 

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La exposición es un conjunto escultórico compuesto por tres partes:

 

*Quiyahuacoatl (serpiente de lluvia). Estación meteorológica a manera de serpiente

 

*Nochi tle in Nechmalacachoa (todo lo que me rodea). Grupo de cuatro personajes con cabeza de radio agrupados alrededor de un tonalamatl o calendario de 20 días.

 

*Chicuace Ilhuicapa (seis cielo). Cuatro personajes con cabeza de coyote, una serpiente coyote suspendida del techo y un cocodrilo coyote compuesto de varias cabezas de coyote.

 

Palma explica que se trata de una estación meteorológica que agrupa seis sensores, que registrarán temperatura, presión atmosférica, presión atmosférica, humedad, velocidad del viento, dirección del viento y nivel pluvial, cuyas variaciones activarán uno o diferentes aspectos o rutinas de movimiento previamente programados en las esculturas expuestas en el museo.

 

Agrega que el interés por investigar el patrón de cambio climatológico en la región es por un lado una investigación estética donde se persiguen conceptos artísticos tradicionales tales como el paisaje, pero aún de mayor vitalidad es investigar el efecto nocivo de las tecnologías contemporáneas sobre el medio ambiente, así como la parte genuinamente positiva de las mismas y su relación con el ser humano y el entorno.

 

Utilizar los cambios atmosféricos como material escultórico es un  primer paso para lograr una autonomía, puntualiza, que permita conocer los patrones de cambio que afectan esa región y su conservación. Patrones que afectan esa comunidad, aún rural, y cuyo cuidado ambiental afecta en su totalidad al DF.

 

Asimismo, es interesante reconocer que los fenómenos ambientales a medir fueron conocidos de manera tradicional por generaciones pasadas de esta comunidad y permitieron una relación estrecha entre el medio ambiente y sus habitantes. Este reconocimiento ha sido reemplazado por la tecnología moderna, la cual en su mayoría ha ido en detrimento de la comunión humanidad-tierra.

 

La intención es dar voz a los patrones climatológicos que de otra manera se perciben como circunstanciales ajenos a la intervención humana; aspectos del medio ambiente que en ápocas pasadas fueron percibidos no como fenómenos independientes, sino como íntegros a la vida diaria a través del cultivo y la interdependencia de los recursos naturales.

En el náhuatl clásico tales entidades se consideraron parte de un gran Teotl o fuerzas incomprensibles, a las cuales debía otorgarse respeto y aproximarse con reverencia y miedo In Mahuistetotl. Todo esto se manifestó en la comunidad en festividades públicas y en ofrendas privadas en días, por ejemplo de siembra y de cosecha.

 

Milpa Alta
La región de Milpa Alta está conformada por 12 pueblos: San Pe­dro Atocpan, San Salvador Cuauhtenco, San Jerónimo Miacatlán, San Agustín Ohtenco, San Pablo Oztotepec, Santa Ana Tlacotenco, San Anto­nio Tecómitl, San Francisco Tecoxpa, San Juan Tepenáhuac, San Lorenzo Tlacoyucan, Villa Milpa Alta y San Bartolomé Xicomulco.

 

Es considerada un bastión ecológico, pues la mayor parte del suelo de conservación ecológica se encuentra en esa zona. Además es una fuente importante de abastecimiento de agua de lluvia para la recarga de los mantos acuíferos.

 

En los pueblos confluyen tradicio­nes, usos y costumbres, al igual que la lengua propia de sus 12 pueblos originales, por ello ha sido campo fértil para el estudio y la investigación lingüística, antropológica, etnográfica, histórica, artística y económica, destacando las labores agropecuarias y artesanales.

 

En la actualidad los pobladores originarios de Milpa Alta se recono­cen como azteca-chichimecas, y la base de su identidad étnica radica en el antecedente del uso de la lengua nativa: el náhuatl.

 

 

 

 

 

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