BIOGRAFÍA COLECTIVA

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Malinche y el arte de la traición.

Ana Laura Santamaria

Si traducir es traicionar ¿qué doble traición palpita en traducir para un enemigo armado, proveniente de un mundo desconocido; ¿más aún, compartir el lecho con él, convertirse en su mujer, procrear con él, inaugurar el mestizaje?...

Traducir es habitar dos mundos, el de la lengua propia y el de la aprendida, quien traduce conquista, se reapropia, se duplica. Y Malinche lo hará dos veces, aprenderá el maya para conjugarlo con el náhuatl y hacerse necesaria, y luego, el castellano para conjugarlo con ambas lenguas y hacerse indispensable. A pesar de su doble condición de sumisión, la de pertenecer a los vencidos, a los “conquistados” y la de ser mujer, la de ser tributo-ofrenda, Malinche se hace dueña de sí misma porque habla las lenguas de dos mundos y al interpretar crea un mundo nuevo.

En el comercio de las palabras siempre hay un excedente, algo que permanece ajeno, lo intraducible, lo que apenas se aproxima, pero no es. Y la traductora lo sabe; sabe de los limites, de las apariencias, de la simulación, de las figuras del engaño. Sabe que ha adquirido un poder inigualable.

Y en el lecho, otro comercio, el de los cuerpos, ¿quién posee quién? La piel como la lengua, se intuye, se adivina solo por aproximación, porque la fusión, si se da, dura apenas un instante, luego reaparecen los límites, los contornos de las fronteras, lo que no alcanza nunca poseerse del todo, porque el cuerpo del otro, de la otra, permanece siempre ajeno… irreductible.

Dos cuerpos, dos lenguas, dos mundos… y la Malinche en el medio. Esclava y dueña de sí, de su saber, de su querer. Entre la espada y la cruz, se erige sinuoso el cuerpo de la mujer “traidora”, de la mujer puente, de la mujer piedra, y así se convertirá en estigma, en maldición: servir al opresor, rendirse al extranjero, despreciar lo propio, ¿amar al conquistador?, servir, ser-vil.

Pero la mujer botín, acaba poseyéndose a sí misma, se adueña de sí a través de su inteligencia, de las lenguas que habita y la habitan y de su cuerpo…  ¿A quién traicionó Malinche al apropiarse de sí mima?...