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ARTES VIVAS

 

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The Commune, Revolution or Future
Chapter VIII: The cool

 

In collaboration with the Chopo University Museum, The Commune, Revolution or Future reaches Santa Maria la Ribera to meet the locals and ask: what is the cool of the neighborhood?

 

The Commune is an artistic group which is going to walk through the streets trying to chat with people, families and organizations who want to share stories, images, audio or any document where the memory of lo chido is located within the neighborhood.

 

The company will perform three activities:

 

 

2 to May 22, 2016: will invite individuals, families or organizations to initiate a correspondence with other groups to exchange, for example, experiences, objects or recipes.

 

26 to May 29, 2016: attendance will be held at the museum and the neighborhood so that each group knows how the exchange meetings ended up.

 

May 25 to June 19, 2016: the Chopo University Museum, together with the Commune, will open the Museum of experiences, where objects, documents or results of correspondence will be exhibited, with the objective that the entire colony can come to recognize thier own work and share experiences with the rest of the participants.

 

All residents of Santa Maria la Ribera are invited to tell to the Commune what generates an enjoyment for the neighborhood: for example, their friendship or love for their daily work in workplaces and living like vulcanizing, run restaurants , selling tortillas, barbershops and other venues.

 

¡We want to exchange the thing that makes life worthy, the cool, lo chido!

 

 

Download here the newspaper La Comuna

 

 

 

Comuna 1

 

Comuna 2

What is the Commune?

 

The Commune, Revolution or Future is an artistic project group from The Human Comedy collective, created for recognition and reappropriation of specific communities. From the questions: how the power of art is expressed in the public space? and how can an artistic device foster aesthetic practices from a community to create imaginary futures? The Commune has worked in Mexico City, Hidalgo, Jalisco and Tamaulipas, in periods which they´ve nominated chapters:

 

Capítulo I: Implicaciones escénicas.

Capítulo 1

 

 

Campamento 2 de octubre, Iztacalco, Ciudad de México (noviembre de 2013 a mayo de 2014). Trabajaron con los habitantes reafirmando su pasado de lucha por la tierra y problematizando su actualidad como colonia de alta peligrosidad. Realizaron los talleres Memoria y territorio (con las mujeres fundadoras de la colonia); y Periodismo escénico (con un grupo de jóvenes).


Capítulo II: Memoria y territorio

Capítulo 2

 

 

  • Naxthey, Valle del Mezquital, Hidalgo (12 y 13 abril de 2013). Impartieron el taller Memoria y territorio a los pobladores de la cultura ñahñú. Conversaron con niños y adultos de la comunidad sobre sus condiciones presentes, expectativas y acciones a futuro.


Capítulo III: Un paraíso posible

Capítulo 3

 

 

Quiltepec, Tlalpan, Ciudad de México (junio a diciembre de 2014). Impartieron el taller Memoria y territorio a los habitantes de un pequeño barrio que cuenta con un sistema de auto-organización. De los relatos y la convivencia surgió Quiltepec: un paraíso posible, exposición-convivio donde las personas se representaban a sí mismas por medio de fotografías y dibujos; relacionándose con los visitantes de la exposición en momentos específicos.


Capítulo IV: Retroexcavaciones

Capítulo 4

 

 

  • Tampico, Tamaulipas (noviembre de 2014). En el marco del Festival de Teatro para el Fin del Mundo, trabajaron en el edificio abandonado que albergó al Hospital Civil de la Ciudad, con el último director del hospital y con jóvenes del departamento de limpieza que viven en el recinto.


Capítulo V: Rentas congeladas

Capítulo 5

 

 

Museo de la Ciudad de México. Realizaron una instalación escénica en el segundo patio del museo el cual fue, durante la década de los cuarenta, una vecindad que albergó a numerosas familias de diversas zonas del país. La instalación fue una reconstrucción de dicha vecindad y de otras aledañas que continúan habitadas.


Capítulo VI: La Ferro

Capítulo 6

 

 

  • Colonia El Ferrocarril de Guadalajara, Jalisco. Participaron en el Encuentro Internacional de Escena Contemporánea en junio de 2015. Realizaron diversas acciones en conmemoración del 95 aniversario de la colonia: una procesión con objetos significativos para los vecinos, una exposición con la memoria y el presente de la colonia, un conversatorio, un torneo de frontón, un almuerzo, y un mural colectivo.


Capítulo VII: Réplica(s) 68

Capítulo 7

 

 

Escuelas de la Ciudad de México, Centro Cultural Universitario Tlatelolco y Plaza de las Tres Culturas (febrero de 2015 a abril de 2016). Efectuaron un trabajo artístico-académico en cuatro tiempos: 1) las brigadas Clínicas de la Revolución; 2) el seminario-taller Revolución o futuro. Juventudes, movimientos y estéticas de la emergencia; 3) una réplica o recreación del mitin del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas.


Más información en:
revolucionofuturowordpress.com
Facebook: La comuna: Revolución o futuro


La memoria del barrio en el Museo Universitario del Chopo

 

Fragmentos de historias de la colonia, voces rescatadas por La Comuna del archivo del museo, que resonaron en las tres emisiones del coloquio Una mirada a la Santa María la Ribera, realizado entre 2000 y 2002 en el museo.

Por principio de cuentas quiero decirles que yo soy oriundo de la colonia. Desde que nací habito una vecindad casi tan vieja como la casona del teatro, en la calle de Fresno. Hice mis estudios primarios en otro vejestorio, dicho con todo afecto, la Pensador mexicano, en Ciprés. Asistí a la Secundaria 28, allá donde termina la calle de Sabino. Cuántas veces no habré paseado por la Alameda o cruzado por ella para asistir a los cines del barrio, a las matinés del Majestic o al Rívoli en Santa María; a misa a Los Josefinos; o irme de pinta al Museo de Geología a ver piedras, o al del Chopo para medir fuerzas con su dinosaurio, o a nadar en la alberca del Chopo; a comprar clavos con “los japoneses”, o útiles en El Ancla o en La Campana...


José Santos Valdés

 

Sant Maria La Ribera1

 

 

Santa María la Ribera ha formado parte muy importante de nuestra querida Ciudad de los Palacios, no se puede concebir la Ciudad de México sin esta colonia. Mis recuerdos son a partir de la década de los [años] cincuenta [del siglo pasado] que fue cuando llegué a tener uso de la razón en este mundo […]

 

Empezaré con un acontecimiento que está en mi memoria. Es la ceremonia religiosa de Cristo Rey que se realizaba en la iglesia de La Sagrada Familia, Los Josefinos, se efectuaba los últimos días de octubre. El matrimonio Araiza era el encargado de la organización y del desarrollo de la ceremonia; la iglesia era iluminada totalmente. El altar colmado de flores y con las velas prendidas lucía esplendoroso. La iglesia abarrotada de fieles que con sus cantos hacían más impresionante el acto. Había un momento de la ceremonia que el altar se envolvía en una nube de humo por el incienso que se quemaba, esto hacía que el fervor creciera. Era mucha la devoción, quizá por la reciente persecución religiosa de esa época. Esta ceremonia siempre fue impactante para mí”.

 

 

 

Sant Maria La Ribera2

 

 

Como espectáculo masivo, el cine llegó a Santa María con el estreno del viejo Majestic, al norte de la Alameda. Por el solo precio de la entrada, el espectador tenía derecho, los domingos, a disfrutar en el lobby de una sesión de baile, acompañado por la orquesta en vivo que interpretaba valses, boleros y danzones además de tangos, pues la película Cabaret trágico –protagonizada por Dolores del Río- había puesto en boga el conocido ritmo. Cuando conocí ese salón, ya se iniciaba su decadencia. Para acceder a la taquilla era indispensable librar los tenderetes de pepitas, cacahuates y garbanzos tostados que bloqueaban el pórtico, pues quien osaba saltar por encima de los puestos, inmediatamente recibía una cascada de improperios lanzada por las vendedoras…Por diez centavos en luneta o cinco en galería, podía presenciarse la proyección de cintas tales como La invasión de Mongo, Flash Gordon conquista el universo y Dick tracy (de quince rollos cada una), e incluso saborear las Intrigas de la corte, primera película norteamericana filmada en “glorioso technicolor”…

 

En alguna ocasión, mientras en la pantalla se miraba una escena cruenta y el protagonista lanzaba un grito aterrador, otro grito se oyó más impactante, que el público interpretó como una broma de mal gusto y pretendió acallar con silbidos y majaderías; mas minutos después las luces se encendieron para facilitar la tarea del Ministerio Público que finalmente recogió un cadáver.

 

Siempre he creído que el homicida había visto con anterioridad la cinta y sabía en qué momento podía lesionar a su víctima y huir enseguida al amparo de la oscuridad.

 

 

Majestic Sta MA Ribera

 

 

Uno de los recuerdos más importantes de mi vida fue el conocer el famoso Museo de Historia Natural del Chopo. Es un magnífico edificio de construcción muy a la europea. Su estructura de acero es muy diferente al resto de las edificaciones de la colonia y albergaba en su interior algunos animales disecados, piedras que muestran fósiles, aves, caracoles, conchas de mar, algunos de ellos están en vitrinas y otros en pedestales. Cuando era niño lo que a mí más me impresionó fue estar frente a la osamenta de un mamut, instalada en el pasillo central del acceso al museo...

 

El jardín o parque de Santa María la Ribera tiene un kiosco al que llamamos morisco, ahí se hacían las fiestas de primavera y se elegía naturalmente a la reina. Alguna vez participaría Rosita Arenas. Se coronaban en una gran fiesta donde participaban personas incluso de otras colonias. Era todo un acontecimiento puesto que la coronación se convertía en una gran fiesta. Había baile para los adultos. Para los niños había juegos mecánicos, carpas, títeres, Rosette Aranda eran un gran agasajo acompañado de las golosinas clásicas: elotes, algodón de azúcar, palomitas de maíz, buñuelos, frituras, un verdadero banquete infantil, pero eso ocurría una sola vez al año.


Mario Campo

 

Museo Hist Natural

 

 

El modernismo llega a la colonia y en las calles de El Sabino casi enfrente de la iglesia del Espíritu Santo abren una de las primeras tiendas de autoservicio de la ciudad de México, que llamaban supermercado, era de la cadena Sumesa, donde uno caminaba por los pasillos formados con los anaqueles llenos de mercancía con un carrito muy peculiar para ir depositando los artículos por adquirir. Decían las personas mayores que no iba a tener éxito pues la gente no dejaría de comprar en los mercados o en las tiendas de abarrotes pues prefería el trato personal del marchante del puesto o del dependiente que el frío recorrido por los pasillos del supermercado...

 

En el redondel de la alameda construyeron una estructura de casi tres metros de alto con una caja en la parte superior, a todos nos llamó la atención qué es lo que contendría esa caja y cuál fue nuestra sorpresa que colocaron un aparato de televisión que prendía por las tardes y noches ya que las transmisiones empezaban a las cuatro de la tarde. En un principio tuvo mucho público, conforme la gente fue adquiriendo su aparato de televisión (…) Así ya no tenía caso salir a la calle a verla, y claro, dejó de funcionar, pero cumplió con el objetivo de acostumbrarnos a ver televisión.

 

Hubo industrias que hicieron viviendas específicamente para sus trabajadores como es el caso de las ya desaparecidas Industrias Mundet que en las calles de Naranjo construyeron dos vecindades que les llamaron a una “Privada Sidral” y a otra “Privada Mundet” nombres de dos de sus principales refrescos. El mezclar la industria con lo habitacional considero que no fue lo adecuado, las autoridades de ese tiempo no tuvieron visión para el futuro ya que nunca pensaron el gran crecimiento que la ciudad iba a tener en la segunda mitad del siglo XX y la industria quedaría aprisionada en medio de los núcleos habitacionales.


Horacio Aragón

 

 

  Privada Mundet

Ahí empiezan mis recuerdos y mi vida: arrastrado de mano por las calles del centro, de almacén en almacén, buscando trabajo y mis ojos fijos en los viejos botines de lazo que apretaban los pies de mi madre. Cuando al fin encontró empleo en un comercio, el sueldo de 125 pesos más comisiones (y tejer, en la noche, más ropa de niño) nos permitió irla pasando y yo pasaba los días solo en la azotea de la casita del Chopo, porque no había dinero para una escuela religiosa y mi madre no quería mandarme a una popular: yo salía a ver la telaraña de fierro del Museo de Historia Natural [hoy el Museo Universitario del Chopo] y a escuchar los pitos de los vendedores de globos; la música de los organillos que todas las tardes poblaban el barrio: los organilleros me veían encaramado en la tapia, me tendían el sombrero y yo comenzaba a chiflar y a mirar el cielo, como para dar a entender que no había solicitado la música y que además la podía producir por mi cuenta.

 

Una voz invitada: Rodrigo Pola, personaje de La región más transparente, de Carlos Fuentes.

 

 

 


 

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